Conferencista Motivacional
Mikel Aranda
LIBRO
"Guía de cómo Poder Ayudar a Educar a los Niños y Jóvenes".

El mundo de los niños
PRÓLOGO
En todas partes del mundo existen el sufrimiento y la miseria. Existen por razones y situaciones tan diversas que no nos daríamos abasto para enumerarlas. Existe miseria en las zonas de sequía de África, en los barrios pobres en torno a las grandes ciudades latinoamericanas, en los campamentos de refugiados, en las zonas afectadas por las guerras, pero también en medio de la opulencia, e incluso, delante de nuestra propia puerta.
Para nuestras familias y para los amigos de los niños en todo el mundo, todo caso de miseria, tanto el más terrible como el más evidente, debe ser tratado como un caso de urgente necesidad.
El enfrentamiento con la miseria, representa un reto que llama a intervenir para ayudar allí donde ya no es posible contar con las fuerzas reguladoras del mundo. Decididamente, ninguno de nosotros está en condiciones de hacer todo aquello que sería necesario para mitigar o evitar la miseria y el sufrimiento. Pero podemos, para copar con las grandes tareas que sobrepasan las fuerzas individuales de cada uno, unirnos y formar comunidades de ayuda para tratar de resolver determinados problemas. Y es que, en todas partes del mundo, el hombre no cesa de cometer faltas para con estos niños.
En diversas épocas se han tomado medidas para favorecer a la niñez en desgracia, pero la mayoría de las veces éstas han sido limitadas, insuficientes; después de la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, éstas se reducían a tratar de mantener a los pequeños con vida. Por otro lado, lamentablemente, se dan casos en los que hay quienes pretende sacar provecho de situaciones de necesidad. No obstante, también a habido quienes exhorten a ayudar realmente a los niños huérfanos y abandonados. Pero, salvo algunas excepciones, la mayoría de los intentos de integrar al niño huérfano y abandonado no dieron resultados trascendentes en el pasado.
Sólo hasta mediados de los años cincuenta se comenzó a reflexionar sobre los derechos del niño en general y de los del niño que ha perdido familia y hogar, en particular. En este periodo de cambio en la orientación de las ideas, las instituciones jugaron un papel esencial. Ellas lograron, por encima de las numerosas hostilidades y de los malentendidos, convencer, primero a la población, de que el niño huérfano y abandonado necesita, en primer lugar, una familia para poder desarrollarse normalmente. Tenemos que integrar a ese niño en la sociedad, en lugar de marginarlo.
La promoción y la puesta en práctica de ese proceso de integración son lo que muchas instituciones se han propuesto sobre los derechos del niño sobre todo aquellos que han perdido a su familia. La tarea de ocuparse de la niñez desprotegida no debe verse limitada por ninguna frontera. Puede ser asumida y cumplida en todos los países del mundo, en cualquier sociedad y en todos los ámbitos culturales.
Es por tanto una tarea que trasciende fronteras; la tarea de vencer la desconfianza, la suspicacia y la enemistad que una y otra vez destruyen nuestras esperanzas de un futuro mejor. Desearía aprovechar esta oportunidad para que todos nos uniéramos y nos comprometiéramos a contribuir con ello a la paz en el mundo.
Nuestra labor es en favor del niño que por diversas circunstancias ha sido arrancado de su medio natural, de su familia. Las familias adoptivas y demás instituciones deberían asumir el compromiso de otorgar a esos niños el mejor sustituto posible para la familia que han perdido.
La necesidad de atender, en condiciones similares a las de la familia, a los niños huérfanos y sin hogar, no es nada fácil y esto es reconocido a todo nivel. Lo que quiere decir que la idea no puede limitarse a determinados círculos culturales, religiosos o a distintos sistemas sociales. La familia es simplemente, en todas partes del mundo, la comunidad de vida en la que el niño puede desarrollarse mejor, porque es el medio más normal, es decir, el que mejor corresponde a la naturaleza humana.
Quien quiera promover la educación familiar para el niño abandonado, debe poder hacerlo en todas partes y sin impedimentos. Ello significa que debemos apoyar todo aquello que sirva para la preservación, la restitución y, si es necesario, para la sustitución de una familia sana.
Quien tenga buenas intenciones para con la idea de proteger a las familias y para con nuestra labor por los niños abandonados, Deberá contribuir a que personas de todas las razas, religiones y sistemas sociales extiendan las manos y que, en nombre de los niños de este mundo, busquen la comprensión y la reconciliación entre los hombres. No se trata de ir en contra de las condiciones dadas. Si no más bien, adecuarse armónicamente a ellas, propagando un poco más de amor en nuestro mundo.
Conferencista Motivacional Mikel Aranda
INTRODUCCIÓN




